Texto: Aníbal G. Arregui | Fotografías: © CCCB, 2025 / CC BY-SA-NC Andreu Adrover
El 12 de marzo de 2025 se celebró el séptimo encuentro del programa Inter-Saberes: Diálogos con pueblos indígenas, coorganizado por el grupo de investigación CINAF (Universidad de Barcelona) y el CCCB, con la colaboración de la ONG AlterNativa y la Agencia Catalana de Cooperación.
El evento se abrió con la constatación de que vivimos en un mundo de crisis geopolítica, ecológica, social, y también de pensamiento. Para reparar los errores que cometemos, necesitamos pensar de manera colectiva. Y para pensar realmente de manera colectiva debemos salir de nuestro contexto social habitual, debemos romper la nuestra caja de resonancia. Salir y comunicar más allá de la caja de resonancia es algo que los invitados de este evento supieron hacer de manera virtuosa, de manera inspiradora. Se trataba de dos personas con un enorme talento para algo que podríamos reconocer como una “diplomacia epistémica”, es decir, la diplomacia que se ejerce entre formas de pensar radicalmente diferentes, pero que pueden encontrar importantes sinergias.


Por un lado, tuvimos el privilegio de escuchar a Davi Kopenawa, uno de los líderes indígenas más reconocidos del mundo y un referente en la lucha por los derechos humanos y ambientales. En su faceta de chamán y líder político-espiritual de los Yanomami, una de las mayores y más carismáticas comunidades indígenas de la Amazonía, Kopenawa tiene una dilatada y destacada trayectoria, de más de cinco décadas en la defensa de los derechos territoriales de los Yanomami i a lucha contra la devastación traida por la minería ilegal, el extractivismo y la violencia. Kopenawa fue un personaje clave en la demarcación del territorio indígena de los Yanomami por parte del gobierno de Brasil, una azaña que le valió el Right Livelyhood Award, una especie de Premio Nobel alternativo.
Además Kopenawa es conocido por su tarea de llevar el pensamiento de los Yanomami “a la mente de los blancos”, en sus propia palabras, para lo cual ha mantenido importantes diálogos con antropólogos, climatólogos y otras figuras de la ciencia y la política. Tenemos el privilegio de tener al alcance parte de su pensamiento en libros como La caída de cielo (Capitán Swing, 2024) o, más recientemente El espíritu de la floresta (Eterna Cadencia, 2024), ambos en coautoría con el antropólogo Bruce Albert.


Por otro lado, el evento contó con la participación de Ana Maria Machado, antropóloga y traductora del Yanomami, un pueblo con el que trabaja desde el año 2007. A lo largo de estos años, ha participado en proyectos de capacitación docente y ha acompañado a los Yanomami en investigaciones auto-etnográficas, así como en proyectos de documentación lingüística i cultural, algunos de los cuales han desembocado en los primero libres escritos y publicados en lengua Yanomami. En la biografía de Ana Maria Machado destaca su estrecha, íntima amistad con la investigadora y artista Ehuana Yaira Yanomami, Yɨpɨmuwi thëã oni (Palabras sobre la menstruación), el primer libro escrito por una mujer en llengua Yanomami, donde se recogen los rituales entorno a la menstruación y el rol de las mujeres en su comunidad.
Ana Maria Machado no solo es una traductora excepcional de la llengua y la cultura Yanomami. También es un ejemplo de como las relaciones etnográficas, aquello que en el evento se indentificó como “el pacto etnográfico”, no tienen por qué construirse sobre el extractivismo intel·lectual, sinó que pueden surgir de la colaboración sincera, y, de manera crucial, de la amistad profunda con nuestras interlocutoras e interlocutores en campo.


La charla de Davi Kopenawa repasó la historia de la demarcación del territorio Yanomami actual. El chamán fue testigo de diversos conflictos socioambientales, primero en 1975 con la apertura de la carretera llamada “perimetral norte”, que rompía parte del territorio Yanomami. Luego se enfrentó a la entrada de 40000 garimpeiros en 1986, que trajeron consigo violencia, enfermedades y devastación ambiental. Davi se erigió entonces como un representante y guerrero de los Yanomami. Consiguió establecer alianzas estratégicas con artistas como Claudia Andújar, y con antropólogos como Rita Alcida Ramos o Bruce Albert. También supo aprovechar el apoyo de ciertos sectores de la iglesia y de la asociación Hutukara (que vela por los derechos de los Yanomami). Esa lucha le llevó a reclamar un proceso legal de demarcación territorial ante la ONU, lo cual consiguió en 1992.
En la siguiente charla, Ana Maria Machado nos relató su proceso de establecer una “etnografía implicada”. En la narración destacó las primeras fases de un encuentro etnográfico difícil e intenso en el que aprendía sin palabras y guiada por niños y niñas de la comunidad en la que residía. Poco a poco fue sintiéndose tan acogida por los Yanomami que empezó a sentirse como extranjera cuando volvía a su casa fuera de la Amazonía. Nacida en el mismo año que Ehuana Yaira Yanomami, en 1984, estableció con ella un vínculo de profunda amistad, pudiendo así acompañar un cambio en la cultura Yanomami en el que las mujeres adquieren cada vez más protagonismo en la vida pública de las comunidades. De esta experiencia Ana Maria Machado extrajo una gran dosis de creatividad e inspiración para combatir un pensamiento occidentalizante que, en sus propias palabras, solo nos puede llevar a una “crisis de la imaginación”.


Tras la charla se dio una interesante ronda de intervenciones e intercambios entre diferentes asistentes, incluyendo una persona que se identificó como miembro de los Yanomami de Venezuela. El parecer general tras el encuentro fue el de que necesitamos fomentar y amplificar estos espacios de diálogo entre diferentes formas de pensar e imaginar el papel de los humanos en este momento crucial de nuestra historia social y ecológica.
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