por Juan Antonio Flores Martos

El Totonacapan y la Huasteca son dos regiones limítrofes que comparten un carácter pluricultural y una delimitación que va más allá de las fronteras estatales de la República Mexicana –comprenden los estados de Veracruz, Puebla, Hidalgo, Tamaulipas, San Luis Potosí y Querétaro-. Además de población mestiza, sus pobladores pertenecen a seis grupos étnicos hablantes de lenguas indígenas: Teenek (huastecos), Tachiwin (totonacos), Ñahñu (otomíes), Jamasapijni (tepehuas), Tanawatilii (nahuas) y Xiʔúi (pames), habitando mayoritariamente en estos territorios en localidades rurales, pero también en ciudades y como migrantes residentes en grandes metrópolis como Ciudad de México, y en los Estados Unidos.
Se considera al Totonacapan veracruzano como una región comprendida entre la cuenca del río Cazones, al norte, la cuenca del río Tecolutla al sur, al este el Golfo de México, y al oeste la Sierra Norte de Puebla. Se trata de una región con importantes condicionamientos económicos y políticos. Los cambios se aceleraron a partir del primer tercio del siglo XX con el desarrollo de la industria petrolera, que reconfiguró el ordenamiento económico de la región, a la par que contribuyó a que se generaran nuevos centros urbanos, como Poza Rica. Por otra parte, en la segunda mitad del siglo XX se fortalecieron núcleos de población, como Coyutla y Zozocolco de Hidalgo en la parte serrana, y Papantla en la parte de la costa.
La Huasteca es una región que comprende la parte sur del estado de Tamaulipas, el norte de Veracruz, el oriente de San Luis Potosí, el norte del estado de Hidalgo, una porción norte de Querétaro y una porción pequeña del Norte de Puebla. En esta región condicionada más por lo cultural que por lo político, y tuvo como antecedente el antiguo reino de Huastecapan -donde se forjó la cultura huaxteca en la época prehispánica–.
La etnografía ha llamado la atención dentro de ambas regiones sobre la existencia de un sustrato cultural común principalmente en su sistema de creencias y formas de gobierno. Encontramos evidencias de esta convergencia cultural también tanto en las expresiones estéticas, en los rituales, la cosmovisión y la religiosidad nativa, que en ocasiones lleva a los diferentes pueblos a utilizar un mismo sitio geográfico –un cerro, por ejemplo- como lugar de reunión para realizar sus ritos. En la región de la Huasteca se puede observar que entre los grupos étnicos existe una interrelación más allá de la filiación étnica o lingüística, asumiéndose en cierto grado como indígenas.
Los medios indígenas seleccionados en los territorios de Totonacapan y Huasteca atienden a su cualidad de servir de canales de transmisión y de comunicación reveladores de usos y consumos de músicas por las poblaciones indígenas originarias de ambas regiones. Se trata de músicas con raíces tradicionales indígenas –huapangos, sones-, músicas globales ejecutadas por indígenas – hip-hop, rock…-, y otras músicas más mestizas y “populares” de la cultura nacional mexicana (música banda, grupera, norteña…).