Texto: Francisco M. Gil García | Fotografías: Francisco M. Gil García
Amanece el 23 de abril de 2024. El primer sol de la mañana pinta de luz la intersección de las rutas nacionales 9 y 52 en el cruce de Purmamarca. Al mismo tiempo, operarios de la Municipalidad pintan de blanco la única casa en este paraje, aquella cuyas paredes sirvieron de soporte al que muchos llamaron “el mural de la resistencia”. Fue pintado en julio de 2023 por Emilio Haro Galli y un grupo de artistas jóvenes como testimonio y acompañamiento de los reclamos indígenas contra una reforma exprés de la Constitución provincial de Jujuy que abría la puerta de atrás a la expropiación de tierras y al expolio de recursos, contra el hostigamiento a las comunidades, contra la represión policial. Se dice, se comenta que fue el Intendente quien, en virtud de no sé qué lealtades, ordenó “limpiar” toda pintada en contra de la minería extractivista, en repulsa de la reforma constitucional, en favor de los reclamos indígenas o apoyando al Tercer Malón de la Paz.
«Mural de la resistencia», memoria de la lucha indígena en Jujuy, Argentina. Fotografía: Francisco M. Gil García
Para su desgracia, este mural lo tenía todo. En letras grandes, la referencia al Tercer Malón y una fecha, 17 de junio de 2023, tristemente recordada por tres cargas policiales cuyas balas de goma magullaron cuerpos y fusilaron ojos; “Día de la resistencia plurinacional de Jujuy”, ponía debajo. Salpicando la pared, tres consignas: “NO A LA REFORMA”, “EL AGUA ES VIDA” y “¡SALARIOS DIGNOS!”. Una pléyade de personajes morenos de labios gruesos, seña de identidad del arte de Haro Galli, fijaban sobre el muro a los protagonistas de las protestas, de los cortes de ruta, del acampe en ese nodo de Purmamarca y de todo lo allí acontecido: docentes, mineros, comunidades, autoconvocados, mujeres cocinando, al Abuelo Fuego, la Virgen del Abra de Punta Corral o la Pachamama (cada uno que la llame como quiera), niños, un gaucho, policías, dos jóvenes con el ojo perdido, un diablito quebradeño, sikuris, copleras, músicos, muchos músicos. Todos entre una luna y un sol que acullican coca. Todos sobrevolados por dos cóndores. La alegría del pueblo y su lucha por los derechos; “la alegría rebelde”, lo definía el pintor, quien afirmaba convencido que el mural tenía fuerza suficiente para perdurar y que dudaba de que pudiera ser agredido. Cuánto se equivocaba…
Emilio Haro Galli, pintando el mural memoria de la lucha indígena en Jujuy, Argentina. Fotografía: Francisco M. Gil García
Aquel mural representaba a todos aquellos que sostuvieron el corte de ruta en Purmamarca, aguantando, peleándola, poniendo el cuero. Algunos lo vieron como un símbolo llegado antes de tiempo, como una banalidad ajena a la lucha, como un entretenimiento. Hubo quien criticó que el arte se pusiera al servicio de la política (como si eso fuese algo nuevo), y quien hizo lo propio con los artistas por no ser parte de las comunidades. Sin embargo, en aquellos muros se sellaban las historias y la memoria de todos. De quien prestó las paredes de su casa, de quienes las aparejaron y encalaron, de cualquiera que contribuyó a aplicar colores independientemente de su maestría con el pincel, de quienes invitaron a un trago, a una picadita, de quienes regalaron unos acordes de guitarra o simplemente se acercaron a conversar, de quienes aportaron alcohol, serpentina y sahumerio para ch’allar el mural una vez que estuvo terminado. La obra plástica fue colectiva. También porque, al final, todos pudieron dejar su impronta en la pared. Fue en el remate de un día triste que Santiago tuvo la genial idea de recopilar sentipensares, frasecitas, coplas, consignas, lo que cada uno quisiera regalarle, y luego transcribirlo en la pared. Así implicó a todos en el mural. Así hizo que todos lo sintieran como propio, como un pedacito de lo que cada uno estaba dejando en aquel lugar, en aquella causa. Como alguien apuntó, “un día nos juntamos a revocar/ un día nos juntamos a pintar/ un día nos juntamos a soñar./ Lo mejor fue cuando un día nos dimos cuenta de que lo bueno era juntarse”.
Borraron un mural. Ingenuos, pretendían de paso borrar sus referencias y su trascendencia. Pero mientras que unos tapaban lo pintado, las redes sociales estallaban en denuncias y mensajes de apoyo. Era un bonito mural que ya no estará más, aunque perdurará en la cantidad de fotografías que le hicieron. Lo que sí, porque la vivencia y los recuerdos son caleidoscópicos, ese mural se ha convertido hoy en Legión. Al final, resultó que la protesta no era joda, sino que el indio estaba despertando. Esto también había quedado escrito en aquella pared.
Nota: En el marco del proyecto I+D Creatividad indígena frente a las crisis ambientales y sanitarias: expresiones culturales y mundialización de saberes (Ministerio de Ciencia e Innovación, Gobierno de España), realizo desde 2023 una investigación etnográfica con comunidades indígenas y poblaciones rurales de la Quebrada de Humahuaca y la Puna de Jujuy, Noroeste Argentino. Este post tiene como objetivo visibilizar y apoyar sus demandas en el reconocimiento, la defensa y el cuidado de sus territorios.
Aparte quienes no estuvieron en el proceso de concreción del Mural, nos sentimos parte, porque somos Kollas que por nuestras venas corre nuestro ser indígena en la generalidad de la lucha Jujeña, sentimos que nos tocan a todos, y este caso no es un luto, no empieza aqui nuestro mural de dolor de sufrimiento y de resistencia, comienza hace cientos de años, y cada vez que vienen a enajenarnos de nuestras posesiones territoriales, los desalojos, la falta de consulta indigena, cada vez que la secretaria de pueblos indígenas no cumple con la aplicación de los derechos, cada vez que borran con el codo los derechos. En Jujuy han habido decenas de desalojos a Comunidades indigenas y organizaciones campesinas, hasta el día de hoy, el mal gobierno sigue definiendo nuestras vidas hacia un fin común , que es expoliarnos, Exprimirnos, expulsarnos de nuestros territorios, ellos viven de la renta que le da nuestros territorios, los bienes naturales, los negocios que tienen los funcionarios del gobierno, vienen de la corporación minera. Extractivista, asesina. Son como parásitos que se meten con y sin permiso , a través de engaños, deberían venir los académicos internacionales a relevar todos los vejamemes burocráticos, todos los desalojos, todas las violaciones que se ejecutan diariamente en toda la Provincia de Jujuy. Jujuy le dijo No a Morales Gerardo, le dijo No a Natalia Silvina Sarapura. Le dijo No a Yolanda María Cruz, le dijo No a Sonia Ochoa, todos ellos tenían las ordenes de hacer firmar actas avales de un artículo retrogrado en el proceso constituyente de la reforma en Jujuy, argentina. Nosotros somos la riqueza de nuestra cultura, y todo lo malo no dura para siempre. Así que vendrán tiempos mejores. Sin embargo seguiremos embriangandonos con la alegría de habernos reunidos a todos los que construimos ese otro poder. Este malicioso gobierno perdió las elecciones. Tiene deudas millonarias a nivel internacional, y tiene títeres, confidentes, usureros, maleantes, socios de la mentira que están soltando la lengua. Nunca más Natalia sarapura, nunca más Gerardo Rubén Morales. Nunca más, Sonia Ochoa, nunca más Yolanda María Cruz.