PROYECTO MEDIOS informa
Por Gabriel IZARD MARTINEZ
Entre el 4 y el 8 de septiembre pasados se celebró en Medellín, Colombia, el 4º Festival Internacional de Cine Comunitario Afro “Kunta Kinte”, organizado por la Corporación Afro-colombiana de Desarrollo Social y Cultural (Carabantú).
Carabantú es una organización sin fines de lucro, creada en 2007, que trabaja por el reconocimiento y fortalecimiento de la población afro-colombiana de Medellín. A partir de esa premisa desarrolla labores orientadas a combatir el racismo y la discriminación, empoderar socio-políticamente las comunidades y promover el orgullo por la propia identidad étnica y los territorios habitados. Los campos de acción incluyen la veeduría de programas públicos y privados, la creación de redes con otras organizaciones afro-colombianas, los proyectos de investigación, y los talleres con niños y niñas centrados en temas como la danza, el peinado afro, y la historia afro-colombiana (por ejemplo la esclavitud y el cimarronaje) o de los barrios en los que se vive. Este último punto, el de la formación y la concientización, especialmente con los más jóvenes, es quizás una de las iniciativas principales de Carabantú. En este sentido, el cine comunitario (aquél que se hace con un objetivo colectivo de fortalecimiento de la identidad del grupo) se convierte en una de las principales vías de actuación y es entendido, utilizando los términos de los/las propios/as integrantes de la organización, como “herramienta etno-educativa”. Es por ello que se fomenta el visionado y discusión de películas sobre temas afro tanto de Colombia como de otros lugares, pero también la capacitación de los niños y adolescentes, a través de algunos de los talleres referidos anteriormente, en la elaboración de cortometrajes.
Y ahí es donde nace el festival “Kunta Kinte”, iniciado en 2016 con el objetivo de dedicar unos días a ver películas de otros lugares y las que se han realizado en los propios “territorios afro-urbanos” de Medellín, en palabras de sus habitantes y miembros de Carabantú. La importancia otorgada por Carabantú a estos últimos espacios es la causa de que las proyecciones de cortometrajes y largometrajes no fueran solo en auditorios de importantes instituciones culturales ubicadas en el centro de la ciudad (el Centro Colombo-Americano, donde se realizaron la Inauguración y la Clausura; el Museo Casa de la Memoria; la Biblioteca Pública Piloto; la Universidad de Antioquia; la Cinemateca Municipal; el Centro de Integración Afrocolombiana), sino también escuelas, centros culturales o clubes-bares de barrios con fuerte presencia afro-descendiente como El Limonar, Moravia o San Javier.
La Inauguración del festival, titulado este año “Identidades y Paz” (el año anterior por ejemplo el título fue “Migraciones”), se hizo coincidir con la de la exposición homónima, en el propio Centro Colombo-Americano, en la que se combinaban imágenes de los talleres de fotografía y video con niños y niñas de los barrios de la ciudad, con telas africanas, a partir de un trabajo artístico y curatorial de Jorge Mario González Hincapié y Fernando Hurtado.
En la sesión de Inauguración se proyectó la película “La misericordia de la jungla”, del director ruandés Joël Karekezi (2018), ganadora del último Festival Panafricano de Cine y Televisión de Ouagadougou (FESPACO). Otros films africanos fueron exhibidos en esos días (por ejemplo la franco-burkinesa “Wallay”, Berni Goldblat, 2017; o la germano-keniata “Supa Modo”, Likarion Wainaina, 2018) con el objetivo de acercar el cine del continente originario a las poblaciones afro de Medellín. Este énfasis en la raíz africana es otra de las características de Carabantú, como ilustra el propio nombre del festival, Kunta Kinte, en referencia al personaje principal de la famosa novela de Alex Haley y serie de televisión de los 70s, Raíces, que trazaba la genealogía de una familia afro-americana a partir de su ancestro africano esclavizado.
Por otro lado, también se proyectaron películas de territorios afro-americanos como Venezuela (“Mamá África”, Benito Márquez, 2017) o Brasil (“Bando, um Filme de”, Lázaro Ramos y Thiago Gomes, 2018). En relación a este segundo país hay que destacar la presencia en el festival de la directora Everlane Moraes, que además de presentar varias de sus películas (por ejemplo “Pattaki”, 2018 y “Aurora”, 2019, filmadas en Cuba durante su estancia en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños), impartió talleres consistentes en la asesoría de proyectos audio-visuales. También el productor afro-colombiano Eduardo Montenegro, así como el fotógrafo afro-estadounidense Kevin B. Jones, dirigieron talleres a partir de sus propias experiencias audio-visuales.
La mayor parte de las películas exhibidas fueron producciones colombianas, realizadas en territorios afro como el Norte del Cauca (“Los maestros de la esgrima”, Carlos Alberto Mera Jiménez, 2018; “Polifonía”, Lina Gaitán, 2019), la Costa del Pacífico (“María de los Esteros”, Eugenio Gómez Barrero, 2018; “Divinas melodías”, Lucas Silva, 2019), la isla de Providencia (“Fishing her: mujeres de sal”, Ana María Jessie, 2018) o Palenque (“Ittoria ri Palenge”, Andrés Martínez y Mario Esteban Isaza, 2018). Y por supuesto en los barrios de Medellín, como los cortometrajes que cerraron el festival en una sesión de Clausura a la que asistieron los niños, niñas y adolescentes que los realizaron.
En definitiva, se vivieron en Medellín cinco días intensos de cine, en los que la proyección de películas se acompañó de interesantes debates sobre las temáticas afro-americanas como el patrimonio cultural, incluyendo el territorio, o el racismo, y el papel del cine en el tratamiento desde dentro, desde las propias comunidades, de esas temáticas.
Fotografías: Gabriel Izard Martínez
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