Texto: Rúben De Diego Pérez | Fotografías: Rúben De Diego Pérez, Miguel Ángel Santos López, Dr.Haus (CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons)
La región lacustre es una de las zonas habitadas por las comunidades p’urhépecha (grupo indígena asentado en el Estado de Michoacán, México), junto a la Cañada de los Once Pueblos, la Meseta y la Ciénaga de Zacapu. Los pueblos del lago han empleado este ecosistema para sus actividades económicas. Destacan el cultivo de maíz, trigo, frijol, haba, cebada, alfalfa, papa y jitomate, así como la pesca del pescado blanco, carpa arcoiris y charal. Estas labores se han visto afectadas por el afianzamiento del turismo como principal motor económico de la región.
El lago de Pátzcuaro se localiza al centro del estado de Michoacán, a 50 Km. al suroeste de la capital de Morelia. Es una de las zonas acuíferas más importantes del Estado y está siendo afectado por la explotación de los recursos tanto del lago como de los alrededores, sumado a la desidia en el cuidado del entorno desde hace varios años. Así, estos dos últimos meses, coincidiendo con el período de clima seco, se ha profundizado la crisis de esta cuenca endorreica por la sequía, el robo de agua y la siembra irregular.
Lago de Pátzcuaro visto desde el pueblo de Tzintzuntzan. Fotografía: Rúben De Diego Pérez.
Considerado como un humedal de vital importancia a escala internacional en el año 2005 por el Convenio de Ramsar de la UNESCO, el lago de Pátzcuaro es una zona de significación histórica para las comunidades p’urhépecha contemporáneas, puesto que fue en esta región donde tuvo lugar el surgimiento del Imperio P’urhépecha (Iréchekua Ts’intsúntsani) en el Período Posclásico (1200 d.C.) y la posterior Conquista española en 1522 realizada por Cristóbal de Olid de sus principales ciudades: Ihuatzio, Tzintzuntzan y la propia Pátzcuaro, que da nombre a la cuenca. En la actualidad esta región es un pilar fundamental de la actividad económica del turismo en Michoacán. De hecho, el festival de la K’uínchekua por parte de la Secretaría de Turismo tiene como escenario las yácatas de Tzintzuntzan. Esta celebración está envuelta de acusaciones por parte de las comunidades originarias por la supuesta apropiación y mercantilización de una festividad cultural surgida en los años 80. Además, esta localidad aparece junto a Pátzcuaro en el listado del programa turístico de Pueblos Mágicos de la SECTUR, el cual ha recibido críticas por el impacto medioambiental y la comercialización de las identidades culturales asociados al crecimiento del turismo.
Yácatas de Tzintzuntzan con el lago de Pátzcuaro al fondo. Fotografía: Rúben De Diego Pérez.
Así, la transformación de este hábitat se registra desde hace al menos 70 años. Las principales causas son las actividades humanas que se realizan, que son de mayor a menor impacto la agricultura, la ganadería o el desarrollo urbano, las cuales han contribuido en el proceso de deforestación y el cambio de usos del suelo. En los últimos meses de este año el lago de Pátzcuaro se ha visto envuelto en una crisis hídrica sin precedentes, provocada por las duras sequías y la extracción ilegal del agua. En este sentido, los recursos hídricos están siendo ‘huachicoleados’. Según el Diccionario del español de México, «un huachicolero es un delincuente que se dedica a robar gasolina perforando los oleoductos que la conducen». ‘Huachicoleo’ se refiere al robo. Estos términos se han popularizado en los medios de comunicación mexicanos.
Vista del lago de Pátzcuaro afectado por la sequía. Fotografía: Miguel Ángel Santos López para Meganoticias.
La reciente polémica sobre la sustracción ilícita del agua en el lago de Pátzcuaro surgió a raíz de la publicación de un vídeo en la plataforma digital TikTok por parte del usuario ‘El Purépeche’. En su grabación afirmaba que debido a la sequía el lago, éste podía cruzarse caminando, cuando por costumbre es necesario tomar una embarcación para dirigirse a alguna de las ocho islas que se encuentran en su interior. Si bien es cierto que desde diferentes organizaciones han pedido no caer en el amarillismo de estas noticias, como por ejemplo Serapio Cruz Guzmán, presidente del Consejo Comunal de Janitzio, la crisis hídrica del lago es una realidad.
De esta forma, el agua está siendo extraída ilegalmente por los agricultores del aguacate y frutos rojos, destinando este recurso a las plantaciones e incluso a las zonas hoteleras de la región. A tal respecto, la producción de aguacate en Michoacán para la exportación, principalmente a Estados Unidos, es uno de los principales agentes de la deforestación. Los comuneros p’urhépecha han sido amenazados e incluso asesinados por defender sus bosques. De hecho, durante mi estancia de trabajo de campo en la región de la Cañada de los Once Pueblos, registré varios testimonios de vecinos de los pueblos de Ichán y Tacuro que me comentaron las amenazas que sufrieron por parte de aguacateros si no querían venderles sus tierras.
Vista de la Cañada de los Once Pueblos desde los cerros del pueblo de Huáncito. Fotografía: Rúben De Diego Pérez.
Así, de acuerdo con los comunicados oficiales del mes de abril del Gobierno de Michoacán, las comunidades más afectadas están siendo Janitzio, el muelle de Urandén, Puácuaro, Oponguio, San Jerónimo Purenchécuaro y Chupícuaro. Esta misma institución ha destinado cerca de un centenar de policías de Guardia Civil que, junto a la colaboración de los representantes comunales, han desplegado diversas estrategias de prevención y vigilancia que hasta la fecha han conseguido evitar la extracción de más de 600.000 mil litros de agua al día.
La prevención no es la única estrategia según el Gobierno estatal, con Alfredo Ramírez Bedolla a la cabeza. De este modo, ha dispuesto, según medios oficiales, un programa de empleo temporal con el que contratarán a cerca de 1.000 personas de las comunidades vecinas para realizar tareas de desazolve, conservación de suelos y reforestación para el rescate del lago de Pátzcuaro, el cual tiene zonas que llevaban hasta 30 años sin mantenimiento.
Sin embargo, este caso no es una excepción en el Estado de Michoacán. El nivel del agua del lago de Cuitzeo, ubicado en el límite con el Estado de Guanajuato, ha disminuido un 70% por el proceso de pérdida de bosques y la consecuente falta de precipitaciones provocada por los cultivos del aguacate y la fresa. Asimismo, en el lago de Zirahuén, ubicado a 15 kilómetros al suroeste de Pátzcuaro, esta problemática también está sucediendo. En una reciente publicación en la red social Facebook del Consejo Supremo Indígena de Michoacán, relataban cómo diversas comunidades p’urhépecha, con las mujeres a la cabeza, desmantelaron la extracción ilegal de agua desconectando cuatro bombas que extraían el agua la venta de este recurso para el riego del aguacate. Además, anunciaron ante la inacción de las autoridades, la creación de los «Guardianes del Lago», además de anunciar el comienzo de movilizaciones pacíficas y bloqueos de carretera en sus territorios para protestar por esta crítica situación. Otras medidas que reclaman para abordar la problemática de los lagos michoacanos, según el portavoz del CSIM, Pavel Ulianov Guzmán, son la dotación de 2 millones de plantas autóctonas para reforestar y un decreto presidencial para la creación de Áreas Naturales Protegidas de los Lagos de Cuitzeo, Pátzcuaro y Zirahuén.
De esta forma, estos ejemplos muestran cómo la crisis del agua está afectando a las comunidades p’urhépecha, las cuales, en sus propias palabras, están «organizándose, resistiendo y luchando por la defensa de la autonomía, la vida, el territorio y la madre tierra».
Nota: Esta reflexión es producto de la investigación que estoy realizando en el lago de Pátzcuaro con comunidades p’urhépecha en el marco del proyecto I+D+i, Creatividad indígena frente a las crisis ambientales y sanitarias: expresiones culturales y mundialización de saberes (Ministerio de Ciencia e Innovación, Gobierno de España). Este post etnográfico tiene como objetivo visibilizar y apoyar las demandas de las comunidades p’urhépecha en la defensa y cuidado de su territorio.
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