Por: Aníbal G. Arregui | Fotos: 18 de diciembre de 2024, CCCB, 2023 / CC BY-SA-NC Glòria Solsona
El pasado 18 de diciembre se conversó sobre el poder de re imaginar la antropología a través de las plantas. El acto se celebró en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y fue coorganizado por el grupo CINAF (Investigación con pueblos Indígenas y Afrodescendientes) de la Universitat de Barcelona y la ONG alterNativa – Intercanvi amb Pobles Indígenes. Además, contó con el apoyo de la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament.
El diálogo fue protagonizado por dos interesantes figuras de la antropología contemporánea. Por un lado, João Paulo Lima Barreto, indígena del pueblo yepamahsã (Tukano), antropólogo e impulsor de diversos proyectos de investigación y cooperación con pueblos indígenas de la Amazonia. Por otro lado, Karen Shiratori, antropóloga americanista especializada en cuestiones relacionadas con los pueblos indígenas, la biodiversidad, los conflictos medioambientales y los derechos territoriales de los pueblos de la Amazonia brasileña, peruana y ecuatoriana. El acto fue moderado por Aníbal G. Arregui, antropólogo del CINAF.
El diálogo se inició con una explicación de cómo ambos ponentes llegaron a la antropología. En el caso de João Paulo, empezó estudiando derecho y filosofía. Sin embargo, un hecho transformo su vida, cuando su sobrina fue picada por una serpiente y médicos de Manaos amputaron su pie. João Paulo y sus padres, que son especialistas en salud yepamahsã, se toparon con la arrogancia de médicos que no quisieron escuchar la opinión de los indígenas. Este triste acontecimiento suscitó en João Paulo la necesidad virar hacia la antropología y estudiar las posibilidades de un diálogo entre mundos, o entre formas de conocimiento.
Tampoco Karen Shiratori adoptó una línea directa hacia la antropología. De hecho, llegó también a esta disciplina, como João Paulo, tres haber iniciado estudios de filosofía. En el caso de Shiratori, fue una limitación el mundo de pensamiento masculino y occidental lo que la motivo a buscar, en la antropología, formas alternatives de pensar y de existir.
En un segundo bloque, el diálogo se centró en por qué Karen Shiratori y João Paulo optaron por introducir en su investigación a las plantas como sujetos etnográficos, algo que pudiera parecer contraintuitivo en la ciencia del antropos. En el caso de Karen fue cuando en sus primeras experiencias de campo en comunidades de río Purús, al mostrar fotos de su vida en Sao Paulo y de su familia, los locales le preguntaban sobre algunas de las plantas que aparecían en el trasfondo de algunas imágenes. Eso le llevo a pensar las plantas no eran meros elementos decorativos sino seres socialmente relevantes desde la óptica Amazónica. En el caso de João Paulo, fue su colaboración con investigadores del INPA (Instituto Nacional de Pesquisas Amazónicas) lo que le llevó de nuevo a constatar la falta de espacios de traducción en entre el saber científico occidental y el saber de los yepamahsã sobre la biología de la selva.
Para yepamahsã, las plantas son mucho más que organismos de la ecología. Ellas y ellos entienden que el mundo vegetal es el ropaje de la tierra. Por ese motivo, la desforestación se considera un peligroso acto de desnudar la tierra. Además, los bosques son el hogar de waimahsã (personas) con quienes los humanos tienen que comunicarse y negociar. Cada árbol es visto como un hogar para diversas formas de vida y, por lo tanto, destruirlo afecta a todos los seres vivos. El nukuri kahtiro, nombre que daba título al coloquio, no solo es una cualidad del bosque sino también un elemento constitutivo del cuerpo humano. Así, el cuerpo y el mundo vegetal solo pueden entenderse como parte de un mismo continuo.
La charla derivó luego a pensar sobre cómo los saberes y mundos vegetales (y corporales) que Shiratori y João Paulo habían etnografiado podían inspirar el pensamiento ecológico más allá de la amazonía, más allá de los contextos indígenas. Para ambos, se constataba la necesidad de explorar formar alternativas de conceptualizar y relacionarnos con los no humanos. Los ponentes fueron muy cuidadosos en no tratar de “imponer” una manera de ver el mundo y las relaciones ecológicas. En lugar de eso, tomaron de las lógicas epistémicas indígenas la plasticidad y la diversidad de conceptos, taxonomías y formas de relación como ejemplo de culturas no necesariamente “tradicionales”, sino precisamente actualizadas y abiertas al cambio y a un diálogo simétrico.
El acto se cerró con un intercambio de ideas acerca del importante surgimiento de una “antropología indígena”. Tanto Shiratori como João Paulo, celebraron la pluralidad de saberes “etnográficos” y la manera en que estos diversos lugares de exhortación permiten accesos insospechados a los mundos no humanos. Esa antropología indígena nace sobre todo en respuesta decolonial a una ciencia históricamente dominada por el canon blanco, masculino y occidental. Como contaban los ponentes, hoy en día hay un número cada vez mayor de antropólogas y antropólogos que vienen de tradiciones no occidentales y que tienen una perspectiva mucho más fiel, íntima y detallada las culturas indígenas. De manera significativa, el interés etnográfico inicial de João Paulo no fueron los yepamahsã sino el mundo de “los blancos”, en particular de aquellos blancos “solitarios”, “barbudos”, “desmadejados” (antropólogos), que venían a estudiar su comunidad. En realidad, las palabras de João Paulo reflejaron algo que siempre ha existido, que es la reversibilidad de perspectivas. Ese diálogo, mantenido en Barcelona, fue un buen ejemplo de cómo fomentar que las perspectivas etnográficas y ecológicas sobre esos “Otros” indígenas, blancos, animales o plantas puedan a viajar en todas las direcciones y así expandir los ángulos desde los que imaginar las posibilidades de coexistencia.
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