Por: Jesús Antona Bustos
En el marco del proyecto Creatividad Indígena frente a las Crisis Sanitarias y Ambientales (CREALM), se está desarrollando la primera temporada de campo en el territorio mapuche de la Araucanía, Chile. Este año, además de informar sobre la situación general y la problemática del pueblo mapuche, las actividades se han enfocado en conocer las propuestas creativas y exitosas de las comunidades y emprendedores mapuche, entendiendo la «expendeduría» como una acepción más allá de la mera actividad empresarial.
Todas ellas, de una u otra forma, ofrecen una visión positiva y revalorizada del pueblo mapuche frente al tradicional estigma y la criminalización a la que han sido sometidos por diferentes sectores de la sociedad dominante. Alternativas al modelo imperante que persiguen el empoderamiento de las personas y comunidades mapuche a partir de sus propios parámetros culturales.
En la búsqueda de la autodeterminación, otro de los lineamientos de la investigación, se han desarrollado procesos exitosos que han culminado en la creación de hospitales gestionados por los propios mapuche, la recuperación de tierras productivas, la rehabilitación de sus espacios naturales, el fomento de prácticas económicas al margen del mercado basadas en el intercambio solidario y la amistad (xafkin), o con el intento de superar un récord Guinness para captar dar visibilidad a las tejedoras mapuche y rescatar el lenguaje ancestral que contienen sus diseños.
Además, a través de sus protagonistas, se han conocido diversos proyectos familiares y comunitarios dirigidos a la autosuficiencia alimentaria a partir de la conservación de las semillas ancestrales y a resguardar la salud mediante la producción de productos tradicionales con cultivos orgánicos. Todas estas prácticas delatan que, desde la perspectiva mapuche, la autodeterminación es un concepto que rebasa las dimensiones jurídicas y políticas, pues consiste en poder seguir la vida propia, volver a la alimentación autosuficiente, recuperar sus espacios y territorios ancestrales, ayudarse unos a otros (kejuwün) y ejercer soberanamente su espiritualidad y prácticas rituales al margen de cualquier imposición.
Por otra parte, en la línea del proyecto CREALM, se han realizado entrevistas con personas y organizaciones mapuche relevantes con el objetivo de dialogar y conocer qué piensan sobre los problemas sanitarios y ambientales que sufren las comunidades y que también azotan el Planeta y tienen sumidos a la humanidad en la incertidumbre. En este sentido, el conocimiento ancestral de la comunidades mapuche (el kimün) indica que ambas crisis tienen un origen externo y responden a la imposición de un modelo de vida alejado de la naturaleza y de las relaciones sociales de amistad y ayuda mutua entre las personas.
Frente a este modelo, calificado de “depredador” y de “capitalismo del desastre” por muchos mapuche, los mapuche proponen volver a vivir acorde a las creencias propias (feyentun) atendiendo a una relación armónica con la naturaleza, pero teniendo en cuenta a todos los entes que existen en el territorio, tanto humanos como no humanos. Los conceptos de Ixofij Mogen (“unidad sin fracción” según el ordenamiento mapuche) y Küme Felen (“estar bien” en todos los órdenes de la vida física, espiritual y social) condensan buena parte del pensamiento propio en lo relativo al medio ambiente y la biodiversidad y la salud y el bienestar.
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